La primera noche del Curacao North Sea Jazz Festival, fue un delicioso paseo por las músicas del Caribe. Esa sesión del jueves 29 de agosto, en el World Trade Center, escenario Sam Cooke, señaló el camino de lo que sería la nueva versión 2019 de un evento que ya puede ser considerado parámetro para otros de su misma naturaleza, no solo en la región, sino también en el resto del mundo.
Tres actos. Tres formas diferentes de entender y hacer música con visión Caribe. Juan Luis Guerra sale a escena a las 7:00 de la noche. Es su cuarta vez en esta tarima. Conoce a la perfección un público que lo ha seguido desde que en 1984 lanzó su primera obra, Soplando, y en la cual evidenció que sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música de Santo Domingo, y más tarde en el Berklee College of Music de Boston, podían ser puestos al servicio de música “no sacra”.
Más de 14 discos editados, más de 20 premios Grammy conseguidos, preparan a cualquiera para enfrentarse a la más exigente de las audiencias. Y esa noche en Curacao, ante cerca de 10 mil personas llegadas de los más alejados rincones del planeta, vieron a un Juan Luis Guerra y su banda 440 ofrecer un recital que se vuelve memorable para quienes no lo habíamos visto en concierto, y una ratificación de su calidad, para quienes ya habían disfrutado de su música.
Clásicos definitivos como Ojalá Que Llueva Café, Como Abeja Al Panal, La Bilirrubina, Burbujas de Amor…. Además de canciones de su placa 2019,Literal, iban pasando sin dejar indiferente a absolutamente nadie. Ver gigantes holandeses de 1.90 metros tratando de traducir al cuerpo esos ritmos contagiosos de bachatas, son experiencias que provocan, mas que risas, emociones encontradas. Juan Luis Guerra y su música son universales. Van más allá del idioma o de la comprensión misma de sonidos que, sabemos, salieron a volar más allá del Caribe.
Más de una hora de concierto, sin respiro, calentaron una noche que ya era caliente. Guerra y su banda extendían las canciones, las adornaban con magistrales solos de percusión. Un ensamble de auténticos maestros dejaban evidencia de su enorme poder al frente de sus respectivos instrumentos. Para quienes como nosotros apenas conocíamos su presencia en vivo, nos quedó más que claro que este músico dominicano podía ser invitado a Curacao otras cuatro veces, y que nunca iba a desentonar, nunca va a ser suficiente.
Tras esa descarga de merengue, bachata y sonidos armados magistralmente, una corta pausa, antes de enfrentar a la siguiente invitada a la primera noche del Curacao North Sea Jazz Festival 2019: Aymée Nuviola.
Pianista, cantante, compositora, actriz. Esta cubana nacida en 1973 ya era conocida en nuestro país gracias a la telenovela Celia, en el cual hizo el papel de la legendaria Guarachera de Cuba.
Una presencia imponente en escena. Una voz poderosa que, más que recordar a la mismísima Celia Cruz, nos deja extasiados por los colores, matices y el poder interpretativo de una carrera que no vas más allá de seis álbumes editados.
Nuviola fue una maravillosa sorpresa dentro de géneros que, como la timba, el son, el guaguancó y la charanga, ofrece pocas alternativas en estos tiempos en los que las jóvenes figuras optan por los caminos menos tradicionales, y quizás más cortos hacia el éxito.
Premios Billboard, Grammy y Cubadisco, son solo estatuatillas de colección para una vocalista que, como Nuviola, se sabe en proceso de crecimiento y consolidación. Su set completo de canciones no dieron tregua. A medida que transcurría el concierto, iba creciendo en poder y entusiasmo. Y el público así lo entendió. Por eso bailó todas las canciones, por eso no se cansó de aplaudir una a una sus intervenciones. Aymée es uno de esos recuerdos imborrables, no solo por la sorpresa de encontrársela por vez primera, sino también porque de ahora en adelante todos vamos a seguir de cerca sus movimientos. El futuro para ella, es brillante y promisorio.
Y para cerrar la noche uno del Curacao North Sea Jazz Festival 2019, otra formación cubana: Havana D’Primera, colectivo creado por Alexander Abreu en 2008, y que tiene ese carácter de supergrupo gracias a integrantes que son auténticos parámetros en sus respectivos instrumentos, no solo para la escena de su país.
Timba, salsa y un ritmo frenético que puso a bailar a quienes sobrevivimos a una primera jornada que ya cruzaba los umbrales del jueves para saludar un viernes que no sería menos divertido y sorpresivo.
Cámara FM agradece a la Oficina de Turismo de Curacao y el Livingston Jan Thiel Resort.