Los tres Sting
Un evento como el Curacao North Sea Jazz Festival 2018 es una excusa perfecta para pagar viejas deudas. Y es que los rockeros de la vieja escuela, aquellos que crecimos sin ver en vivo los ídolos en su etapa de esplendor, nos hemos tenido que conformar con unas tardías puestas en escena que, muchas veces, son pálidas evocaciones de un pasado glorioso.
El tiempo se ensaña con, o a veces premia selectivamente. Mientras unas pocas figuras envejecen con una dignidad a toda prueba; mientras sus voces se hacen más profundas, confiadas y creíbles, a otras los años los castigan severamente. Casos como el de Geddy Lee de la formación canadiense Rush, o el mismo Peter Gabriel, son una triste realidad de unas voces que se fueron apagando hasta convertirse en gloriosos recuerdos.
En el caso que nos ocupa, ver y escuchar a un Sting aun fuerte y poderoso; un Sting en pleno uso de sus capacidades y con la autoridad suficiente para continuar reinventándose, resultó un sueño cumplido. El Sting que salió a escena, acompañado del músico jamaiquino Shaggy –con quien acaba de publicar una placa titulada "44/876"-, es un artista vivo, con ganas de vivir, relajado y dispuesto a la fiesta. La sociedad con la estrella reggae, de alguna forma lo ha devuelto a su viejo amor: el reggae, ese rock de Jamaica que cautivó oídos y voluntades en los setenta, y que sirvió como sonido base a The Police.
Sting y Shaggy no pararon de divertirse durante las casi dos horas que duró su espectáculo en la tarima principal del Curacao North Sea Jazz Festival 2018. Conectados, amigos y cómplices, esa alegría fue fácilmente trasmitida a un público que no fue indiferente a ese derroche de felicidad.
Pero había más. Aparte de las canciones que necesitaban promocionar de su recién lanzada colaboración, Sting tenía guardado ese poderoso arsenal de canciones que, como “So Lonely”, “Every Little She Does Is Magic” y “Roxanne”, por citar apenas tres, sirvieron para hacer inmortales a The Police. Sin la presencia de Stewart Copeland ni de Andy Summers, la banda acompañante de Sting en su faceta The Police, resultó ajustada a las necesidades del momento, sin excesos o intenciones de sonar igual al proyecto original. Ver y escuchar cantar y brincar a poco más de 7 mil personas venidas de todos los rincones del planeta, fue la confirmación de su universalidad y extraña pero explicable vigencia.
Del tercer Sting, el que se lanzó en solitario en 1985 con “The Dream Of The Blue Turtles”, y que no ha parado de editar obras que son declaraciones permanentes de su calidad compositva e interpretativa, pudimos apreciar también canciones que ratificaban que había vida más allá de su banda.
Los tres Sting que disfrutamos, gritamos y brincamos, nos acabaron de ratificar que alguna vez tuvimos razón en pensar que este músico, ahora de 66 años, en algún momento, fue el más grande exponente de una generación sonora que se atrevió a mirar con ternura y respeto al tercer mundo, para extraer de allí una base sonora rica y repleta de sentimiento.
Javier Rodríguez J.
Jefe Cámara FM